Armando controla la calle de Preciados, pero no puede pasar la línea que la delimita con la Puerta del Sol. Es la zona que le han asignado sus jefes. Así, empanado entre dos carteles amarillos que lleva colgando de la espalda y del pecho, se dedica a anunciar una casa de empeños y venta de oro. Es venezolano y tiene 51 años. Cobra 35 euros diarios por siete horas y media de trabajo. Es poco. Pero el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, además, considera que está siendo "vejado", "degradado" y "forzado" a llevar publicidad. Por eso -y dice el alcalde que ha sido idea suya-, se ha incluido en la nueva Ordenanza Reguladora de Publicidad Exterior la prohibición de los hombres anuncio. Armando no lo tiene claro. "Es más degradante no poder comer. Si el señor alcalde me da otro trabajo, estoy encantado de dejar éste", propone.
Los hombres anuncio contra Gallardón: "Es un trabajo normal y digno"
Muchos de los empresarios que emplean a los hombres anuncio no lo ven así. Ramón está al frente de un establecimiento de compra-venta de oro y rechaza la medida "porque lo único que va a provocar es paro". Ha añadido que "la falta de dignidad es querer dar de comer a tus hijos y no poder". Ramón ha afirmado también que "esta gente forma parte de las empresas y hacen otras funciones, y ahora van a tener que ir a la calle".
Ronald trabaja como hombre anuncio y dice que están "desilusionados porque es un trabajo normal y digno, tendrían que controlar a los que van robando por la calle". Mientras va ofreciendo los servicios de su empresa, Ronald afirma "que deberían preocuparse de levantar la crisis y dejarnos trabajar en paz, porque parece que hacen esto para distraer la atención de otras cosas, además, si nos quitan esto nos pondremos chalecos y a ver si eso nos lo pueden prohibir también".
Puedes ver un video de Tele Madrid pulsando aquí.
Realmente la publicidad degrada muchas veces la dignidad de las personas, hemos visto centenares de ejemplos, pero no creo que este sea el caso.
3 comentarios:
Denigra por el hecho de que es un trabajo mal pagado, precario, y para el que se utiliza a ciudadanos venidos a estas costas de la prosperidad con una mano delante y otra detrás. Pero aunque en parte pueda estar de acuerdo con Gallardón, lo cierto es que, quien más quien menos luce marcas publicitarias en su pecho, espalda, glúteos o cualquier lugar estimado adecuado para tal fin, la única diferencia la pasta que cobran, por lo demás es lo mismo. Mi admirado Alonso en la Formula-1 es el mejor ejemplo que explica todo lo que argumento. Y es que ser pobre, miserablemente pobre es lo que da verdadera avergüenza.
Yo creo que ningún trabajo con el que alguien se gana la vida es denigrante. Pueden ser malos trabajos, pero trabajos al fin y al cabo.
Tienes toda la razón, la publicidad de las estrellas (Alonso, Nadal,Gassol, etc) con la que ganan millones, está incluso bien vista, pero esta otra, miserable y pobre parece que molesta.
Creo que esta nueva norma es como barrer y ocultar la basura (pobreza) debajo de la alfombra, donde seguirá estando pero no se verá por las centricas calles de Madrid.
Saludos.
Has dado en el clavo, ¡ bien definido¡.
Publicar un comentario